Jesús, la ciencia dice que así pudo ser tu rostro. Pero independientemente de cómo te veías, quién haya sido tu papá o si hacías milagros, lo que escribieron sobre ti es admirable:
Un chico rebelde que predicaba el amor aunque se metiera en problemas.
Con ese carisma y capacidad de convocatoria y seguidores, pudiste haber trabajado para los romanos o en cualquier área y ¡te hubieras hecho millonario!
Pero no, andabas sin un varo, con tus amigos ayudando a la gente a cambio de comida y posada, inspirando a todos a tener coraje, fuera de las leyes establecidas…
Las autoridades te odiaban y tú seguías de jipi-revoltoso-loquillo todos los días, ¡te atrevías a todo!
Ahora nosotros tenemos dos opciones:
1. Imitarte lo más posible (amar, dar a los demás y tener coraje).
2. Rezarte y pedirte cosas.
Creo saber cuál prefieres que hagamos…